miércoles, 4 de enero de 2012

Quería poner mucho en muy poquito sobre esto, que, en realidad, no es más que nada

 Búscame, encuéntrame y quiéreme. Quiéreme in crescendo y no podré echarte nada en cara, y no echaré de menos nada. Llévame todas las noches a la cama. No dejes que me dé cuenta de cómo pasa el tiempo: páralo, para siempre, en este momento. Apuéstalo todo, permite que gane. No dejes que busque en otras caras lo que tú no supiste darme, porque nunca es tarde.
  Toca aquí, mira; palpita, arde.

martes, 13 de diciembre de 2011

Lo que tenía que pasar

Voy a volver a tejer cuentos - si no he perdido mi habilidad. Me he atiborrado de cosas que no eran para mí, que no eran yo. Me he desorientado. Qué ingenua. Qué poca capacidad para pronunciar una palabra tan corta como "no". Qué época tan de Tánatos y tan poco de Eros. Las cuatro paredes frías de mi habitación encerraban tantos días azules que habría sido necesario un experto en higrometría para solucionar el problema de la humedad - en el aire y también aquí dentro. He empastillado mis noches y nada, ni mi piel, me resultaba familiar. 


Voy a ser libre - de libertad. Voy a ser pájaro. Desde este momento, todo cambia. Alcanzamos un 10 en la escala de Ritcher. No significa que vaya a ser mejor - una versión más buena, menos mala - sino que voy a ser yo. La cuestiones morales son harina de otro costal. Hola, he vuelto. Me había echado un poquito de menos.

martes, 22 de febrero de 2011

Te podrías haber quedado

Piensas en volver, piensas que volverás muchas veces. 
Y es que te podrías haber quedado. 


Porque te cuesta digerir los finales. 
Porque quizá te preguntes todavía el porqué de su mano en tu mano, 
en tu cintura. 
Aunque sabías que noviembre se quedaría indefinidos otoños, 
te quería conocer y le dejaste hacerlo, con más o menos miedo. 

Porque sí, porque la vida sigue, y ya nadie llora, pero te acuerdas. 
Porque dicen que los primeros amores duelen,
 y los segundos, y los terceros... toda la eternidad. 
Esperaste a que dijera te quiero, lo dijiste tú también 
y te agarraste fuerte. 
Porque sigues sin saber muy bien qué fue, qué podría haber sido.

Pero cuando avisaste de que te ibas, realmente, ya no estabas.

viernes, 11 de febrero de 2011

Ponerle título sería un error


Somos ciencia ficción, fuegos artificiales, resplandecemos.
Somos estrellas fugaces a toda velocidad, explotamos juntos,
 sonreímos y nos brillan los ojos.

sábado, 8 de enero de 2011

A quien perdiste

"La próxima vez no pasará", pero nadie dijo que hubiese una próxima vez. Y pensar que todos los días volvía a casa pensando que debería haberte besado...
Ahora ya no sé nada más de ti, pero encontré cosas que había dejado escritas. Pensé que nadie debería despedirse hasta el final. Que no deberíamos habernos dejado ir. Y entonces no era el final, pero bueno, llevábamos meses equivocados y equivocándonos, ¿qué más da?
Fue un "hasta luego" de estos que llevan punto final detrás. Y ya está. Después leí todo lo que te había escrito, y que nadie me dio fuerzas para enseñarte; había sido mejor así, poner kilómetros por medio. Y me odié muchos días seguidos, sin descanso.


Pienso que estas son las cosas que te pasan una vez en la vida. Luego crees que de ellas se aprende algo. Lo que pasa es que, ya después, todo da igual.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Aprender a callar

Hablar menos. Volver a ser desconocidos. Nos despedíamos cada mes, ¿te acuerdas?.
Para que no tengas que preocuparte más. Y no me pidas que escuche todo aquello que no quiero oír.
Aunque habiendo avanzado tanto, no se pueden dar falsos pasos hacia atrás.

Pensarás que no es serio, es antisocial, incluso inhumano, irracional, de naturaleza animal, incomprensible, estúpido, curioso y...muy yo. Y, sin embargo, es lo más sincero que te he pedido en estos últimos meses.


No me hables de ella. Por favor.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Hay que hablar más para volver a conocernos.

Porque nada es para siempre.
De haberlo sabido, habríamos pagado el alquiler de cada segundo, luego todo se vino abajo.
Porque entonces no había ni espacio ni tiempo. Sólo un par de corazones que, si acaso, palpitaban un poquito más rápido. Y no supimos entenderlos.